La moda en la posmodernidad. Deconstrucción del
fenómeno fashion
El artículo habla de la moda como
algo más que estética y vestido; habla de moda en el aspecto sociocultural y democrático.
La sociedad en la actualidad vive con la idea de que hay artículos que necesita
comprar/adquirir para pertenecer; la imagen se ha vuelto muy importante y estar
en una constante renovación de ella es lo que se vive cada día.
Los principales autores en tratar
temas de modernidad tardía son Debord, Lipovetsky y Braudrillard. Hablan de
cómo la sociedad actual se rige bajo leyes de constante renovación exigente, caducidad
orquestada, la imagen, entre otros temas. Las sociedades se crean necesidades
artificiales las cuales llevan a un alto consumismo; a pesar de que la moda
aparente ser muy diversa y libre, mantiene ‘manipulada’ y ‘homogénea’ a la
sociedad.
La moda como espectáculo.
Relaciones entre individualismo, frivolidad y poder
La gente siempre está buscando un
cambio hacia lo nuevo pero manteniendo su individualidad. Lipovetsky dice que no
hay moda sin una desestimación a lo antiguo; esto es que al cambiar una moda,
lo que se uso antes puede verse mal si ya no está in.
Los nuevos gurús de la moda
(ejemplos: Gaultier, Mcqueen, Galliano, Vivienne Westwood, etc.) han creado un
fenómeno de los estrenos de cada colección. Siendo la sociedad constantemente
bombardeada con imágenes de modelos anoréxicas, bandas de rock, y super
estrellas andróginas. Guy Debor expresa que estos eventos “ponen en juego esa
tensión radical entre un aparente individualismo, y una sutil masificación y
alienación”.
Fashion y espectáculo
Una mujer que ‘fabrica’ su imagen
con el uso de maquillajes o vestuarios, es conocida en algunas partes como ‘mujer
producida’.
Al surgir el “prêt–à–porter” fue
utilizado como medio de distinción entre clases sociales, pero actualmente
también hace referencias sobre esbeltez, juventud, sex-appeal, entre otros. El “prêt–à–porter”
es una homogeneidad de apariencia, en signos sutiles como cortes, tejidos,
fibras y firmas.
Andy Warhol logró eludir estos
imperativos con diferentes estrategias; por ejemplo se tiñó el cabello de
blanco a los 24 años para parecer viejo y así no tener que actuar siempre como
joven, a veces era excéntrico y en otras ocasiones actuaba senil.
El cuerpo como experimento
El imperio de la moda no solo
promueve cambios en los signos de nivel social; también busca convertir el
cuerpo en más bello y deseable, pero a veces sobrepasa de los límites naturales
y experiencias dolorosas.
El tatuaje es una de las
alteraciones que existe desde hace siglos atrás; pero cada cultura tiene
alteraciones por las cuales una chica debe pasar para ser considerada más
hermosa. En Etiopía se introduce un disco de tierra cocida en el labio inferior
para que la cara se vea más bella; los Ibitoes de Nueva Guinea comprimen las
cinturas de las mujeres con tela y madera, esto para que sean más estrechas.
Una mujer occidental con cintura marcada y labios carnosos también es
considerada bonita.
En las fiestas de disfraces de la
actualidad, las personas eligen cuidadosamente su atuendo y mientras dure la
fiesta podrán ser aquello que siempre han deseado. Aunque sea por una noche se
libran de su disfraz habitual.
Así como en esa noche, hay personas
que buscan esa metamorfosis de manera más legítima como un deseo de destruir lo
establecido. Tal es el caso de los punks quienes se liberan de sus miedos e
inhibiciones, se permiten los excesos. Otro ejemplo son los travestidos, ellos
no entran en el término metamorfosis; es más como una imitación de tratar de
verse como el sexo opuesto.
“De modo que ser estereotipado es
vivir una “identidad” clausurada por la mirada generalizadora y etiquetadora
del otro.”
La teatralidad de la vida social
Nos vestimos por pudor, porque
tenemos otras personas a nuestro alrededor y ante la mirada de las demás
personas en mí, busco expresar externamente lo que soy en mi interior. Se puede
decir que estamos en escena de un espectáculo constantemente pues la gente nos
esta viendo y creando juicios, a su vez nosotros los vemos a ellos y también
valoramos; esto nos lleva a crear nuestra identidad.
La moda es un diseño ‘egoísta’ que
no expresa la profundidad de cada persona; las personas buscan tener una
identidad prefabricada de acuerdo a lo que visiblemente es aceptable y gusta a
los demás. El vestir nos da una cara de las personas pero queda mucho más por
conocer; es una invitación a dialogar. La elegancia nada tiene que ver con la
riqueza o lujo de un vestido, sino es la elección adecuada para el dialogo
adecuado con la persona adecuada.
La desiconización del símbolo
Existen estrategias para corromper con
los estereotipos e identidades prefabricadas; tal es el ejemplo de los hombres
gay. Ellos se redefinen a través de sus propias habilidades de grupo para
rebelarse contra el estereotipo del hombre macho y dominante. Los símbolos de
masculinidad colectiva que simbolizaban a los heterosexuales, son retomados por
los gays a modo de ‘parodia’. Otro
ejemplo es la androginización de miembros de un grupo determinado.
Algunos métodos para burlar el
imperio de la moda hablan de emplear un ‘dispositivo anti-masificación’, un
pequeño accesorio para demostrar la individualidad.
Warhol aconseja que se debe
conservar el mismo estilo de belleza cuando sea popular y cuando no lo sea
también; porque si es un estilo bueno, volverá a ser reconocido como belleza.
El vestido. De lo estético a lo
político
La
moda es un espejo de la sensibilidad de la época y la sociedad; la indumentaria
es una manera de expresarnos que discrimina la clase social. Así como la
Revolución Francesa fue cuestión de moda; el capitalismo y la moda se
retroalimentan. “[…]ambos ponen en acción emociones y pasiones muy
particulares, como la atracción por el lujo, por el exceso y la seducción.”